Los
ciclos empiezan y acaban. La vida. Más, si cabe, en el mundo del fútbol. El
jugador tiene una “vida útil” determinada. Los jugadores tienen una carrera
profesional corta, por ello es previsible observar el momento en el que comienza
el declive. Hay profesionales y deportistas que saben captar su momento. Y
toman decisiones antes de que su declive se haga palpable en sus actuaciones, y
por ende, queden en evidencia ante el público. Saben retirarse a tiempo; en lo
más alto; con honores.
España
cerró ayer en Maracaná, allí donde Zarra marcó uno de esos goles históricos de
nuestro fútbol, un ciclo glorioso. Posiblemente irrepetible. Plagado de
actuaciones brillantes en Austria, Sudáfrica y Ucrania. Pero no se ha sabido
cerrar el ciclo en la cúspide, y estos jugadores, que pasarán a la historia de
nuestro fútbol, salen de Brasil´14 arrastrando una imagen lamentable,
caricatura de su verdadero nivel.
Este
Mundial planteaba una encrucijada para esta generación de brillantes
futbolistas. Llegaban a él con una edad madura, pero no tanto como para llevar
a cabo un cambio traumático. Podía ser una última oportunidad de estar en la
cúspide. Sin embargo, por motivos diversos, esta oportunidad le ha dejado
marcados.
Luís
Aragonés dio con la tecla. Acertó con sus decisiones (algunas tan duras como
sacar de la selección a grandes jugadores, sobre todo a Raúl, uno de los más
grandes de nuestro fútbol). Marcó el camino a seguir. Y Fernando Torres
redondeó el éxito con su gol frente a Alemania en el Ernst Happel.
Coincidiendo
con la mejor etapa de FC Barcelona, Del Bosque armó un equipo apoyado en el
viento a favor de la victoria en la Eurocopa del 2008 y en el extraordinario
momento de forma y calidad de Puyol, Xavi, Busquets, Piqué, Villa, Cesc o
Iniesta. Así, nuestra selección estampaba su primera estrella en el pecho en el
Soccer City. Habíamos tocado el cielo!!
En
la Eurocopa de Ucrania y Polonia salimos ganadores apoyados en los mismos
patrones. A pesar de ausencias como las de Puyol o Villa por lesión, el equipo
supo mantener su nivel máximo (a pesar de que Rakitic a punto estuvo de
mandarnos a casa en primera fase con un cabezazo a puerta vacía que falló,
incomprensiblemente).
Pero
se percibían ya algunos síntomas de agotamiento. Síntomas que quedaron
claramente al descubierto cuando Brasil, en la Final de la Copa
Confederaciones, nos borró literalmente del campo.
Esta
selección de Del Bosque ha llegado a Brasil con una preparación muy deficiente.
Cambiando del “falso 9” a jugar con Diego Costa, con una planificación nefasta
y con la columna de jugadores del FC Barcelona en el ocaso de su carrera, en algunos casos, o fuera de forma, en otros.
Planificación
nefasta en varios aspectos. Una lista de convocados que deja fuera a jugadores
como Gabi (para que jueguen Alonso y Busquets fuera de forma y medio
lesionados), con concesiones “de política” con jugadores como Villa, dejando
fuera a Negredo o Llorente. Con un portero que apenas juega en su equipo. Con
centrales como Piqué, más de dos meses lesionado.....y así más historias.
Errores
en la elección de sede. Nos concentramos en Curitiba a 10 grados, para ir a
jugar a Salvador y Río a más de 30 grados. Errores de preparación. Por el
calendario, por la Final de Champions o por lo que sea, seguramente España sea
la selección de este Mundial que menos ha entrenado. Sin capacidad de liderazgo
desde el banquillo, sin respuestas tácticas preparadas frente a selecciones de
buen nivel, que de antemano se sabía que iban a plantear serias dificultades.
Ayer,
en el túnel de vestuarios, una imagen de Casillas con Del Bosque, con la mirada
perdida y asustadiza, hacía presagiar el desastre posterior. El ciclo acabó
tiempo atrás. Los responsables de la selección no se dieron cuenta hasta ayer
(y muchos de nosotros igual tampoco)
Casillas,
Xavi, Xabi Alonso y todos los demás, pasarán a la Historia del fútbol español
como lo que son. Unos extraordinarios jugadores que devolvieron la ilusión a un
país con la moral destrozada por tantas desventuras anteriores, como el gol de
Cardeñosa, el codazo de Tassoti a Luis Enrique o el nefasto El Gandour. Nadie
podrá borrar sus lecciones de fútbol en los campos de todo el mundo. Nadie
discutirá que lograron enlazar dos Eurocopas y un Mundial (nadie más lo ha
hecho). Serán ídolos recordados por todos los que amamos este deporte. Pero su
ciclo ha acabado. Y, por desgracia, de una manera que no merecen. Pero la vida
es dura. Es así. Toca cambio.
Cambio
que debe llegar con la entrada de un nuevo técnico que sepa conectar a los
jugadores que brillan en categorías inferiores como Isco, Tiago, Deloufeu,
Jesé, etc, con jugadores que ya están en la absoluta pero tienen largo recorrido,
como Koke, Cesc, Navas, Pedro y otros, y sepa construir un nuevo equipo que sea
competitivo y reconocible en la próxima Eurocopa. Trabajo queda.
Quizá nos pudo la autocomplacencia y el peso de nuestra estrella en el pecho. La autocomplacencia la eliminaremos rápido. Pero que nadie olvide que esa estrella, ganada por los que ayer cayeron derrotados, perdurará orgullosa en nuestra camiseta para siempre!!
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