Hace ya varios años que la comunidad de entrenadores
de fútbol usamos la expresión “modelo de juego” para definir la forma en la que
queremos que nuestros equipos trabajen en cada una de las fases del partido.
Porque el fútbol es un juego que puede dividirse en diferentes fases y
sub-fases en función de diferentes parámetros, fundamentalmente dependiendo de
si se tiene o no la posesión del balón.
Entrenar al jugador y al colectivo para saber qué hay
que hacer en cada una de esas fases del juego es facilitar y mejorar la toma de
decisiones, que es un aspecto fundamental para determinar el éxito o el fracaso
de la acción concreta que el jugador realiza. Y no puede argumentarse que tener
preparados los movimientos, y la forma en la que se van a llevar a cabo éstos,
supone una merma en la capacidad individual del jugador. Siempre será el
jugador, en todo caso, en último responsable en la toma de la decisión.
Ayudarle y facilitarle la tarea no limita su talento, sino que lo contextualiza
(con las decisiones que simultáneamente deben tomar sus compañeros) y lo
potencia, por cuanto aumenta la proporción de éxito.
El primer objetivo debe ser delimitar esas fases del
juego para poder establecer, a continuación, qué es lo que esperamos de
nuestros jugadores en cada una de esas fases.
En el gráfico podemos observar las fases del juego
que académicamente se consideran correctas. A mí, personalmente, y porque
considero que es un momento esencial del juego, y entiendo que existen diversas
formas de afrontarlas, me parece correcto incluir también las Acciones a Balón
Parado. Dado que hoy en día son situaciones determinantes en los partidos creo
acertado considerar esta faceta del juego como una fase más del mismo.
Estas fases, como ya hemos comentado, dependen del la
posesión o no del balón, Ataque/Defensa y de las Transiciones, ofensiva si
recupera nuestro equipo el balón, o defensiva, si lo pierde.
En función del nivel del equipo y la categoría del
mismo se pueden establecer sub-fases dentro de cada una de las fases
mencionadas. En equipos de base o de categorías inferiores, regionales, etc.
quizá sea difícil profundizar mucho más debido a la escasez de tiempo de
entrenamiento o al nivel de los jugadores. Pero en categorías superiores sí que
es posible subdividir más el juego para que el equipo tenga mucho más claro el
patrón de juego que el míster quiere para su equipo. Como ejemplo de sub-fases
podemos mencionar, en la fase de ataque, el saque de puerta; o en la fase defensiva
subdividir el trabajo a realizar en función de si el balón esté en campo propio
o en el contrario.
El estilo del entrenador y las características de los
jugadores del equipo serán los elementos determinantes para que el propio
míster decida qué tipo de juego quiere practicar con su equipo.
El modelo de juego es solo un tablero para que el
entrenador establezca qué espera de cada uno de sus jugadores, y del equipo en
su conjunto, para poder optimizar los recursos que esos jugadores y ese equipo
poseen.
Entregar a los jugadores herramientas coordinadas de
juego; que todos los miembros del equipo sepan qué hay que hacer en cada uno de
los momentos del partido y en cada una de las situaciones, proporciona una
seguridad individual y colectiva que permite aumentar el acierto en la toma de
decisiones. De este modo se optimiza el rendimiento del equipo. Que no es sino
el objetivo principal de un entrenador. Hacer que el equipo juegue lo mejor
posible para conseguir la victoria.
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