Final de la
Champions ayer en Lisboa. Por primera vez dos equipos de la misma ciudad
llegaban a la disputar el último partido de la competición más importante de
clubes. El Atlético llegaba lanzado por su espectacular victoria en la Liga. El
Real Madrid, descansado y con la mente puesta en la “Décima”. Una Final que
terminó festejándose en Cibeles, mientras Neptuno lloraba viendo cómo se
escapaba en el último suspiro la victoria, otra vez.
La yegua y otras bajas
El equipo
rojiblanco se presentaba en Lisboa con bajas de las que son imposibles de
reemplazar. Arda, el genio turco del tempo, la pausa y el criterio en el juego
no tiene recambio posible en el equipo. Un jugador de mucha calidad, diferente
a todo lo demás. Y Costa. El hispano brasileño intentó todo y más por llegar en
condiciones a este partido. Arriesgó en el Nou Camp porque su equipo se jugaba
la Liga y no pudo. Arriesgó en el “Estadio Da Luz” porque era en partido más
importante de su Club en los últimos cuarenta años. Y tampoco pudo. Ni con el
pretendido tratamiento milagrosos de la doctora de Serbia a base de placenta de
yegua. Arriesgará por llegar al Mundial, esperemos que tenga suerte.
Del cielo al recuerdo de Schwarzenbeck
Un gol de
Godín en un error de portero y defensa del Real Madrid puso a los colchoneros
por delante. Antes del descanso se había podido poner la eliminatoria de cara,
a pesar del bajonazo que había supuesto el cambio de Costa a los nueve minutos.
No jugó bien el Madrid. Ni gran parte de la segunda mitad. Solamente cuando
Ancelloti dio entrada a Isco y Marcelo, junto con el creciente cansancio
acumulado por el rival, los blancos empujaron hasta lograr un empate “in
extremis”. Con un cabezazo de Ramos ante el que nada pudo hacer Courtois.
De repente
todos los atléticos volvían a 1974. Schwarzenbeck y su gol en la Final del 1974
en el minuto 120 recorrió todas las mentes de los colchoneros. La fatalidad se
apoderó de todo el sentimiento atlético.
Fatalidad sin fin
Con el
partido claramente dominado por el Real Madrid los problemas se acumularon en
el cuadro del Manzanares. Las lesiones de Filipe, uno de los mejores jugadores
del equipo y de Juanfran terminaron por lastrar a un equipo que tras el gol se
quedó sin capacidad de respuesta. El objetivo ya no era otro que llegar a los
penaltis. Pero la lesión de Juanfran llegó cuando no quedaban cambios y eso lo
aprovechó Di Maria para superarlo por su zona y rematar a puerta. El rechace de
Curtois llegó a la cabeza de Bale. Es resto ya es historia.
Berlín. Próximo destino
Este equipo
del Cholo Simeone ha realizado una temporada tan espectacular que a los que
somos colchoneros de corazón nos hace sentir orgullo. Y sabemos que, como hace
40 años, ayer perdimos una Final de Champions. Pero no perdimos nuestro futuro.
Y está en Berlín. Sede de la Final de 2015. Y ese futuro está en nuestro
capitán, en nuestro equipo y en él. En el Cholo. Así que “Wir sehen Sie uns in
Berlin”
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